jueves, diciembre 15

Pasaba por aqui...

Ya hace mucho que no me asomo por aquí. La barra está empolvada y las sillas patas arriba sobre las mesas.

Estas ausencias me han servido de encuentros con el viejo yo y con el mismo que sigo siendo, con el que no había sido en un rato y con el que no creí que sería.

Cerraré la cantina para volver a la azotea. Prefiero los espacios abiertos.

martes, noviembre 15

El misterio del solitario

Al final de la barra se encuentra Frode el viejo, marino noruego que cambió la brisa del mar por el esmog, y el ruido del agua golpeándose a sí misma por claxons y mentadas de madre.

Perdido en sus pensamientos su café se enfría mientras su pipa descansa frente a él. Ultimamente ya no le pone tabaco.

En sus manos se pasea una baraja. Reyes y reinas se asoman de vez en cuando entre tréboles y picas como queriendo saltar del montón de naipes para conversar y tomarse un cafecito o una copita. Pareciera que los corazones se dejaran acariciar por los dedos de Frode el viejo.

Casi no habla, al menos no con otras personas, pero, si pone uno atención, pareciera que platicara entre murmullos con las cartas. Las barajea una y otra vez, mira la de abajo y luego pierde la mirada en el infinito como recordando algo, sonrie, o se pone sombrío. Una vez le ví perder una lagrima sobre la barra.

Nunca usa las cartas para jugar, ni siquiera al solitario, sólo las carga como quien cargara un reloj antiguo, de los de cadena larga bolsillo en pecho.

Mira mucho a la puerta de la cantina como esperando a alguien, y creo que es a algún nieto, porque lo he visto buscar en los ojos de entre los jóvenes que entran solos, como perdidos. Pero nunca ha llegado.

Hoy le ofrecí una copa de mi mejor vino.

-Cortesía de la casa- le dije. Cuando me miró creí ver un brillo en sus ojos y me recordó algo que aún no se qué es, algo en su expresión se me hizo familiar.

-Gracias. Algún día yo te ofreceré una copa de el mejor vino que te puedas imaginar. ¿Has probado alguna vez un vino tan exquisito que el sabor se ha quedado en tu paladar por varios dias?- Me dijo al fin de unos segundos que parecieron eternos.

-Recuerdo haber probado algunos muy buenos, pero no podría recordar su sabor- Respondí.

-Del vino que yo te hablo nunca te olvidarás, te lo prometo.

Y con una gran sonrisa, la más grande que yo le haya visto nunca, le dió un sorbo a su copa.

No lo había visto tan contento en los meses que tiene viniendo al lugar, cada lunes y jueves. Esta vez al despedirse, no se veía cansado como otros dias, sentí cierta calidez en su gesto de despedida y me dijo "nos vemos mañana, me gustaría platicarte unas cuantas historias", lo cual me dió gusto pues siempre he querido preguntarle cual es la historia de sus naipes, esos naipes tan viejos y desgastados que con tanto cariño cuida. Mañana le pregunto.

lunes, noviembre 14

Fast Times Boogey

zoom!!...

viernes, noviembre 11

La vida es un juego al azar


A veces tomas y a veces te toca dar Posted by Picasa

lunes, noviembre 7

Todos somos Juan

Esta barra es mi escudo, mi cara, mi máscara, mi más cara máscara, mi trinchera, mi escondite, mi escape.

Tras esta barra estoy, trapo en mano, secando vasos y lavando copas. Esperandote. Esperando el momento en que la felicidad entre por esa puerta y que junto con la fortuna me ofezcan, en vez de pedirme, una copa. Y festejemos.

Afuera pasa la gente con sus vidas en bolsos y celulares, agendas, paquetes bajo el brazo, respirando el aire de afuera que corre, le da vuelta a la ciudad y regresa para decirte "que bonito está todo!". Y yo me asomo por la ventana o me paro a la puerta un rato para verlos pasar.

El camión me dejó en este lugar y luego se marchó, ya no hace parada aqui, ni hablar. He ido sacando poco a poco las cosas de mi maleta y de mis cajas de cartón amarradas con mecate para ir acomodandolas, dárles un lugar en este espacio que empiezo a llamar hogar.

¿Pero que es un hogar cuando estás solo?

Y mientras sirvo una cerveza o preparo una cuba detrás de esta barra, mi mente viaja a otros lugares pensando "si tan solo hubiera tenido la oportunidad".

¿La tuve y la perdí? ¿Que acaso no quería esto para mi?

Al final de la barra se encuetra Freud tomando nota mientras nos ve tomando copas.

Todos somos Juan.

sábado, noviembre 5

En la esquina, junto al viejo piano

Sábado en la tarde. Algunos clientes llenan ya el lugar con sus esencias ocupando un espacio en esta pequeña cantina.

Tres viejos que hasta el momento desconozco sus nombres pero que siempre vienen juntos se toman su café en silencio; mas tarde, ya para retirarse, pedirán cada quien una cerveza. Parece que los años que han estado juntos se desenvuelven como pláticas silenciosas entre ellos y a veces cuando el tono de los recuerdos empieza a subir es cuando las voces surgen en correcciones y preguntas.

-"No no no, esa vez, ni nos ayudaste, porque te la pasaste platicando con la muchachita esta... como se llamaba?"

-"De quien hablas? De Lupita?... La que trabajaba en la merceria de atrás de la iglesia?"

-"No, esa era Rosita, que se casó con Manolo el que vendía leche y crema de Chipilo".

-"Lupita, Rosita, Carmelita, la que sea, el caso es que mientras nosotros terminábamos de levantar escombro, te la pasaste galaneando presumiendo tus miserias porque siempre te gustaba trabajar sin camisa pinche flaco y luego vienes a presumir que ayudaste en la reconstrución del ex convento".

-"Lo que pasa es que les da envidia porque yo siempre me quedaba con la chica..."

-"Con lo que siempre te quedabas era con puros pedacitos de corazón, que ya te olvidaste de todas las veces que te lo rompían y terminabas con nosotros en la cantina?"

-"No, no me he olvidado, siempre terminábamos los tres en la cantina, ahh que cantinas las de entonces verdá?..."

-"Ahh si, la cantina... aquella cantina, como se llamaba? La Baraja? El Comodín?"

-"El Tres de Copas!!"...

Y así, en la mesa de la esquina junto al viejo piano que sólo sirve de adorno, los tres viejos recomponen sus historias.

Pinche cantina

siempre está cerrada.

martes, octubre 25

... y como no queriendo ...

Irremediable soledad de los que aqui caen de vez en cuando buscando un lugar o una persona, un compañero una charla, o simplemente un alcohol para las venas, un licor para el paladar, un trago para el valor.
Ineludible es que exista este lugar, creación de nuestros deseos escondidos detrás de la cotidianeidad de un empleo, la ruta del pesero, la espera del metro.

A la hora esperada aparece detrás de esa casa vieja, a un lado del café aquel, entre vecindades, frente al hotel abandonado o el cine de tercera que exhibe películas para adultos.

Aqui las mascaras se caen y se cuelga el abrigo a la entrada. Con esas pocas monedas que traes en el bolsillo me basta.

Pasa a tomarte una copa conmigo.

Irremediable.

Que no puede ser remediado corregido o solucionado: adicción irremediable; sentía una irremediable soledad; los ciudadanos afrontan en silencio la irremediable pérdida de su presidente.
adj.
irreparable, inapelable, inevitable, ineludible.
Tratándose de algo que no tiene remedio, o (sus tres últimos sinónimos) al destino.